Sociología Obrera

lunes, 2 de agosto de 2010

Ruptura con la tradición del empleo profesional. Apertura de la crisis de flexibilización y precarización del trabajo profesional.


No tan sólo la tendencia a la precarización y flexibilización del trabajo se ha instalado dentro del mundo profesional, sino que la ecuación de profesional = empleo está terminado por decantarse. Cada vez va en aumento la tasa de profesionales que se encuentra desempleado, que ya no tiene cabida en el mercado, que bajo sus condiciones y sus calificaciones no puede obtener un puesto de trabajo, tanto por las características del mundo del trabajo en cuanto requerimientos (experiencia, competencias específicas, etc.) como por la condición objetiva de no mayor apertura a nuevos puestos de trabajo.

Esta situación a la vez genera una expresión en la relación y vínculos normativos que se traducen, a partir de la explosión de un ejército de reserva de profesionales, en medidas que intentan precarizar el trabajo de los profesionales que existen en abundancia en el mercado del trabajo, bajando sus sueldos, empeorando sus condiciones de trabajo y vida, y permitiendo disponer a los empleadores de capital humano cualificado a menos costos. Es decir, mientras siguen en incremento las matriculas por unirse al "carro de la educación superior", el pasaporte de la Universidad a la tranquilidad, a la utopía mágica ya irrealizable de las características del empleo estable y rígido, se diluyen en el medio de un ejército de reserva de profesionales, como bien lo decía Carlos Marx, que está listo para adquirir el trabajo más precario, por el sólo hecho de ser trabajo y poder ganar un salario que le garantice su reproducción: esta es la “proletarización profesional”.

Pero en éste mismo momento nos encontramos nuevamente con el problema de las relaciones sociales de conjunto en las cuales la situación demarca hoy en día su necesidad imperativo, no tan solo de un empleo cualificado o de su correspondiente (ir)real capacidad de absorción de éste capital humano profesionalizado, sino que requiere fuerza de trabajo no cualificado, por una condición real de las actividades productivas de las características del patrón económico productivo chileno, entonces ¿No significa esto, potencialmente, que los profesionales se abrirán (o se abren) campo en actividades laborales que no competen directamente a la profesión o cualificación que obtuvieron? Esto es llamado sobre-cualifiicación ¿Será esta una tendencia que se instalará en un escenario post-crisis económica y desempleo? ¿Qué consecuencias podrían significar para las instituciones educativas financiadas a partir de los créditos si ésta tendencia llegase a conducir un precarización de los salarios (limitando aún más la reproducción vital) limitando el pago de los deudores a los acreedores privados que sostienen hoy en día el mercado crediticio de la educación superior?

Y así también debemos agregar que estos profesionales precarizados y con condiciones flexibles de trabajo deben asumir costos exorbitantes a partir del endeudamiento que han emprendido con las bancas privadas, por medio del "aval del Estado", entrando en patologías psicológicas, en la “corrosión del carácter”, como señala Sennett, que si bien no podemos detallar aquí, así como las consecuencias en la vida familiar y su relación como individuo en el conjunto social, pueden perfectamente convertirse en problemáticas sociales graves y con tendencia a masificarse, y por ello en l actualidad, las ciencias sociales, han dado con una serie de estudios empíricos que tratan de dar cuenta de las transformaciones en los ámbitos propiamente subjetivos a partir de las transformaciones del mundo del trabajo, y su expansión manifiesta en el conjunto de las relaciones sociales a partir del fenómeno de la precarización social.

Es un hecho además como el espacio técnico profesional cobra una relevancia intermedia en la situación económica de conjunto que se traza a nivel metaeconómico. La capacitación técnico-profesional aparece como la forma de canalizar una oportunidad que ofrecerá el escenario de la crisis económica y el espacio de renovación e inserción de fuerza de trabajo cualificada en aspectos operativos en los cuales estaba arraigada una capa semi-profesionalizada de jóvenes trabajadores. Aquí se construye un continuum, reflejado en el crecimiento de estos establecimientos que pretenden responder a las necesidades del mercado de tres formas: 1. dando una salida a la sobreproducción en la educación profesional, 2. abriendo un nuevo nicho de clientes o de potenciales estudiantes que anteriormente difícilmente hubiesen alcanzado la educación profesional, y 3. dan espacio a la formación de fuerza de trabajo cualificada en áreas específicas que requirieren incorporación de éste capital en formación.

Por otro lado, tenemos a los profesionales egresados y titulados que comienzan a nueva dinámica, en donde se produce una fuga (forzada/ voluntaria) de profesionales que al encontrar una baja demanda por absorción de sus capacidades y profesiones en los teritorios regionales, buscan emigrar en busca de trabajo. Existe un desacoplamiento sintomático entre las nuevas tendencias del sector económico y la correlaciónm mercantilizada del sector educativo ¿Quién puede cuantificar (tanto en personas como en pesos) éste proceso de desplazamiento inter-regional constante de la población joven? No me encuentro en condiciones de responder a esta pregunta, pero lo cierto es que se produce esta tendencia que a la vez conecta con un fenómeno cuasi demográfico es el envejecimiento de la fuerza de trabajo y la emergencia de la cesantía y el desempleo juvenil.

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