Sociología Obrera

domingo, 2 de octubre de 2005

¿Por qué pasar de Habermas a Bourdieu? del lenguaje a la democracia

Para el trabajo que realicé y presenté a vuestra persona, presentaba una inquietud bastante amplia frente a lo que significaban términos como pragmática universal en un espectro de constitución de una realidad democrática. Ya que la pragmática universal aparecía como una ciencia reconstructiva de los principios de habla, pude llegar a la realidad misma pensando en una reconstrucción de los vínculos comunicativos fijados en principios democráticos de comunicación, que solo pueden ser comparables en la teoría a la acción comunicativa, a la acción comunicativa como acto de entendimiento comunicativo.

Lo que se puede verificar, es que si la acción comunicativa actuara en la vinculación y entendimiento de los agentes o actores, podríamos hablar de un principio de reconocimiento del otro como un igual, como un sujeto que comunica y al cual es comunicable, por ello entendí que dentro de esa relación existía un fundamento de legitimidad y reconocimiento mutuo que fundaba un diálogo sujeto a los márgenes que sustentan una vinculación democrática con la realidad y con el principio de gobierno democrático.


Ahora, la situación se complica cuando los principios o las acciones comunicativas pierden toda vinculación en la conceptualización de un objeto, institución, etc. sin que exista el reconocimiento de parte de los actores de la distinción formulada por cada uno de ellos. Es decir, no existe un “consenso” que atribuya una identificación vinculante de entendimiento entre los sujetos participantes en el diálogo.


La transformación del diálogo en una determinación de la realidad, mas allá de los principios de encontrar a través de la comunicación un fundamento de consenso mutuo entre los actores, se traduce en un quiebre no solamente en el lenguaje, sino que en los fundamentos de la política democrática. Ya que la determinación de la realidad viene dada por distintos factores que no pueden ser incluidos en su totalidad y hacen una exclusión-distinción, dada la gran complejidad desatada por fuerzas que interactúan en la formulación de un concepto.


Eso me llevo a una sola idea: la determinación de la realidad era afrontada desde una postura política que deslegitimaba los canales comunicativos de la democracia, y se sumaba a un proceso de conceptualización del mundo social de una forma netamente ideológica, obedeciendo a principios comunicativos que escapaban a la legitimidad de la semántica utilizada por el gobierno, régimen y estado, sino que iniciaba un proceso de conceptualización político propio a nivel de clases sociales, ya que eran estas las excluidas en la elaboración discursiva de Estado. Es decir, el poder se pone nuevamente en la antesala del lenguaje, ya que este poder, que se manifiesta en el capital en Bourdieu, da una configuración más amplia y menos abstracta de la comunicación (esto en el sentido material de la configuración de los nexos comunicativos en las estructuras estructurantes).


De esta forma Bourdieu contribuye a abrir el espacio de la lucha política por la determinación o reproducción de la realidad (fines no excluyentes), por lo que la democracia sufre un principio básico en su reproducción dialógica entre los sujetos, los cuales han generado un vínculo distinto en su accionar por causas netamente representativas del sistema político en su totalidad.


Cuando del lenguaje viene un mensaje en códigos de exclusión, la respuesta es inevitablemente la configuración de un mensaje de poder e inclusión de parte del excluido. La violencia comunicativa se desata y ya no es remediable a través del entendimiento, sino que a través de los procesos que configuran la deslegitimidad de la democracia, y que abren nuevos espacios de acción comunicativa y política.

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