Sociología Obrera

domingo, 29 de octubre de 2006

Defensa de una sociología de las mayorías sociales: la acción intelectual y su compromiso la transformación y crítica social

El mutismo es imperdonable para los mudos
Luego de las anteriores discusiones realizadas desde la sociología marxista acerca de la condición crítica en que se encuentra la carrera de sociología en la UFRO, hemos podido detallar una serie de problemáticas que se encuentran a partir de la necesidad material y social de parte de los alumnos de una educación de calidad y con un rol “social”, y las condiciones actuales de mediocridad e indeterminismo “pluralista” de la actual malla curricular.
Desde que hemos emitido “Sociología en el quirófano: el bisturí marxista en la sala de operaciones” va ya más de un mes, mientras que aún no se encuentra una respuesta formal al artículo de parte del conjunto de la carrera y especialmente de su cuerpo académico ¿Qué quiere volver a decir esto? ¿Debemos seguir leyendo entre líneas la inexplicable despreocupación con respecto al futuro de la carrera? ¿Cuál es el cuestionamiento desde la lógica actual que prepondera en la carrera? Las preguntas siguen abiertas, mientras que el cuestionamiento se hace más fluido y la carrera no entrega una respuesta que valide su programa curricular ni su proyecto de carrera con respecto a la disciplina y la sociedad.
Nuestra intención no ha sido a partir de estos documentos centrados en una discusión de corte epistémico, sino de carácter político en relación con la totalidad de la sociedad. Por ello, que cuando tratamos de insertar esta discusión con respecto al carácter de la carrera “frente a la sociedad”, tiene que ver en la concepción de elemento inmerso en una totalidad social en donde la carrera no logra operacionalizar una dinámica de integración ni negación, sino que de simple reacción análoga a la sumisión plural de la nada.
Cuando no encontramos ninguna disposición ética ni argumentativa racional con respecto a las condiciones actuales de reproducción de la carrera, y su fundamentación no existe como tal dentro de los marcos racionales de parte de la dirección (académica y política) de la carrera, es que encontramos productos irracionales a partir de lógicas irracionales de producción intelectual y material. Eso es lo que constatamos al no encontrar respuesta a nuestras preguntas y cuestionamientos abiertos desde la teoría marxista a una crisis terminal que ha colapsado sus bases en todo nivel de reacción y acción sociológica.


Esto además no se muestra en la auto-referencia que quizás se puede interpretar de acuerdo a una respuesta a una controversia particular con mi persona, sino que sólo sirve de argumento base para el proceso completo en que todavía no encontramos solución a una atenuante de éste tipo al interior de la carrera, en donde tiende a primar el interés privado (muy propio de la sociedad capitalista de la cual no podemos huir) sobre la necesidad objetiva del estudiantado y las mayorías sociales de una ciencia al servicio de su acción transformadora. ¿Será posible que dentro de los marcos de la legalidad de la sociedad burguesa y su concepción de educación superior se pueda desarrollar una ciencia de las mayorías sociales?
Antes de contestar a preguntas de éste tipo debemos analizar las circunstancias y condiciones objetivas y subjetivas que hoy terminan por posibilitar el pensar un proyecto de éste tipo al interior de la academia y de las ciencias sociales en general.

La movilización en América Latina: corren vientos de revolución.
Quien pretenda tapar el sol con un dedo no logrará más allá de no verlo por dos segundos. La práctica hace la conciencia, muchas veces dijo el viejo Marx, con esto una concepción de mundo se abría a través de la prensión de la misma práctica en su teoría social. El concepto de praxis primaba dentro de la superación de la distinción entre sujeto/objeto y abre una concepción materialista y dialéctica de la conciencia.Ahora, con respecto a la determinación de ésta conciencia podemos señalar que en los procesos actuales de hermetismo social que trata de propugnar la disciplina al interior de nuestro país, no podemos dejar de señalar que las condiciones sociales de desigualdad representan una seria aliciente para caracterizar el proceso objetivo en el que se realiza la producción intelectual.

El contexto latinoamericano se muestra en debate ¿Cuál es? La elección de un representante en el Consejo de Seguridad de la ONU. Esto, claro, se encuentra en un plano supraestructural de la realidad de la sociedad de masas y de la clase trabajadora, pero se puede observar un fenómeno que encuentra una condición básica de las condiciones en que se desenvuelve el tejido político-social de América Latina: una polarización de la política del continente a partir de a) una crisis de la hegemonía estadounidense en la región y el intento de incidencia a través de Guatemala en la reafirmación política, y b) un proceso de reformismo y populismo bonapartista que impulsa discursivamente una política abiertamente contraria a la política de las clases patronales y las burguesías transnacionales.

Esto obviamente no ha aparecido de la anda, ya que la política no es una artimaña de uno u otro bando, sino que es la forma organizada de la dominación de una clase por otra, y esto, obviamente, también se da ha dado en un contexto particular: el carácter semi-colonial del continente, y la profundización de la globalización económica a través del neoliberalismo. Ambos factores comienzan a ser cuestionados abiertamente, incluso desde la misma burguesía nacional que comienza a hablar de “un cambio en la estructura económica como única forma de superación de las desigualdades en Chile”. De hecho la política económico social neoliberal, vigente en Chile durante 30 años, con exportación sólo de materias primas, en los últimos 18 años ha logrado mantener los equilibrios macroeconómicos. Pero éstos han resultados esencialmente favorables a los sectores de altos ingresos y especialmente al capital transnacional.
La aparición de gobiernos progresistas de izquierda, y las promesas de socialismo, etc. Hablan de la configuración de un escenario político, económico y social distinto al que conocimos en los 90’ en el continente, en donde la clase trabajadora venía de una gran derrota por medio de las dictaduras militares auspiciadas por el capital estadounidense. Al contrario hoy se plantea un nuevo escenario que es parte de un proceso particular de la clase trabajadora y los marginales de América Latina. “La clase político social crucial que entra para ejercer el poder es la pequeña burguesía por medio de su aparato electoral de partido, su papel en la burocracia estatal y en las organizaciones cívicas, sus estrechos lazos con la burocracia sindical, las ONGs y los ‘movimientos sociales’. Combinando una ‘retórica populista’ de ataque al “neoliberalismo” y la “globalización” con un servilismo incondicional a la política electoral, y al orden institucional y legal, esta clase ejerce realmente la hegemonía sobre sectores importantes de las masas durante períodos de tiempo más o menos largos
”.


En Chile la situación aún no pasa directamente a un cuestionamiento profundo de parte de la sociedad civil a la sociedad de clases. Ante las presiones del conjunto de grupos pequeño-burgueses, manifestaciones y recomposición de la clase obrera y del pueblo pobre, y la acción con que comienzan a denunciar la desigualdad social y económica existente, la burguesía industrial (SOFOFA en el programa el termómetro 23/10/06) reacciona culpando a la estructura productiva, pero en realidad la situación crítica continúa así en todo el continente. Claro que Chile es una radicalidad frente al fenómeno de la desigualdad económica a nivel mundial, ya que nos encontramos dentro de los 13 peores países en lo que a distribución del ingreso refiere a nivel mundial. Pero en lo que respecta a verdaderas modificaciones sólo queda decir que “la privatización y la liberalización se han impuesto en el sector a nivel mundial” y esto ha traído “situaciones de profundización de la desigualdad social…lucrándose únicamente una oligarquía financiera local e internacional”.
Ahora esto ha traído crisis y estallidos de masas considerables, una nueva recomposición de la clase trabajadora, de los marginados sociales por el neoliberalismo, por los pueblos indígenas, los pobladores de tomas sociales en las capitales del continente, el descontento estudiantil, etc., es decir un proceso de cuestionamiento en primera parte a las bases del estado democrático representativo, como instrumento al servicio del poder burgués, y a la economía neoliberal y la forma de reproducción de desigualdades y explotación capitalista.
En esta dirección los últimos fenómenos en la Comuna de Oaxaca (México), y de los trabajadores asalariados de Huanuni (Bolivia) muestran una directa confrontación entre los intereses patronales y la insurgencia de parte de las masas y sectores importantes y mayoritarios de la sociedad en rebelión frente a los gobiernos y la constante postergación de sus intereses con respecto a la patronal. En Chile sólo cabe recordar las últimas movilizaciones de secundarios, los trabajadores de la Escondida o de Aqua Chile, y lo que han significado dentro de las discusiones de la burguesía acerca de la estabilidad política y crecimiento económico. Mientras la disciplina y la carrera observan.


Es cuestión de seguir y seguir señalando: fenómenos como la producción y análisis de Claude Marcel; las últimas reformas en educación y financiamiento; el gasto social anunciado por Hacienda, etc. Fenómenos que se van escapando y van asumiendo una complejidad tremenda ficticia para la sociedad ya que no existen personas e instituciones dispuestas a traducirlas a la cotidianidad y contrarrestarla argumentativamente como parte de una sociología comprometida con las mayorías sociales.
Esto fenómenos son los que abren discusiones con respecto a la disciplina. Son situaciones concretas, reales que requieren una respuesta desde la disciplina: o nos presentamos frente a ella a consolidar la reacción de parte de la burguesía (gasto social, promesas de igualdad, etc.) o trabajamos conjuntamente por apoyar estos procesos que requieren urgentemente una radicalización y perspectiva sobre la totalidad social permitiendo no contemplar sólo el aislado fenómeno en su particularidad, sino lo que significa en concreto para la transformación de la sociedad en su conjunto.

La disciplina y la academia “no es objetiva”
La mayoría de los estudios al caracterizar a Chile habla de un país marcado por las desigualdades sociales y económicas en todos los planos y niveles de la realidad social. Esto se acuerda hasta dentro de los círculos más reaccionarios, como lo demuestra la misma intervención de la SOFOFA, la principal organización que reúne a la burguesía industrial de nuestro país, en el programa el termómetro de Chilevisión el día 23 de octubre.
Lo curioso es que al contrario que las mismas conclusiones que la burguesía extrae de sí misma y de este modelo económico El BID dice
:
“Aunque es común escuchar que las causas de esta desigualdad hay que buscarlas en una alta concentración de la propiedad, la evidencia al respecto no es demasiado conclusiva. En un reciente análisis, por ejemplo, el BID concluye que esta situación de desigualdad en América Latina está lejos de deberse a la concentración, en unas pocas manos, de una proporción desmedidamente alta de los activos”.
¿EL BID se atreve a señalar tamaña idiotez, frente a la inexpugnable realidad latinoamericana? Seguramente algo entendemos y concluimos de esto: la disciplina y los análisis sociológicos pueden resultar ser instrumentos legitimadores para cualquier organismo de clase que pretenda sentar un discurso con respecto a la realidad como objeto central normativo de la discusión política, económica y social.

Claro, que si deseamos anteponer ante tamaña experiencia la situación de nuestra carrera, que en realidad es la situación de las ciencias sociales en general, se buscarán los resquicios pragmáticos de la pluralidad dentro de las aulas y de la comprensión de la realidad ¿Es que acaso queda un resquicio de objetividad en la disciplina cuando existen organismos como el BID, Libertad y Desarrollo, ARCIS, etc., operando con distintas cosmovisiones disciplinares, y más cuando se encuentra la sociedad divida en clases? Creemos que no.
Retomando las sabias palabras de Marx “la práctica hace la conciencia” y dando la vuelta a Hegel, podemos porque la disciplina no se justifica ni legitima así misma en la producción intelectual ni en su propia existencia, sino que lejos de solventarse sólo en una visión de la modernidad y un proyecto racional, posee el carácter de satisfactor a las expectativas y necesidades concretas de un sistema productivo, de un sistema y poder político en decadencia y de la necesidad de una reafirmación ideológica por derecha a la acción social.
Es que lo que cuestionamos aquí es el orden mismo del concepto absoluto de razón. Lo sometemos a un análisis histórico y podemos observar con facilidad las transformaciones que sufre, ya sea desde la necesidad material de separarse del poder de la iglesia y las tradiciones religiosas (manifestación hecha cierta en la concepción de modernidad y razón de Kant) para generar un gobierno pequeño-burgués alejado de la cosmovisión feudal, hasta las pruebas nucleares de Corea del Norte en al disputa de la hegemonía mundial
.

La sociología de las mayorías: ¿un absolutismo ideológico?
Ahora queda ratificar que nuestra visión no es un absolutismo en la visión hegeliana de la concepción de conciencia y de espíritu ¿qué quiere decir esto? Que la argumentación dialéctica de Hegel, que habla de la “reconstrucción de la elaboración de la experiencia repetida”, la cual queda estipulada en la superación de la conciencia, pero como fenómeno sin justificación de parte del filósofo alemán. Sin establecer la “necesidad”.
Nosotros al contrario, dando vuelta el proceso, decimos la práctica hace la conciencia (no nos cansamos de decirlo), por lo cual la superación del absolutismo se encuentra en la argumentación de la necesidad material de superar la conciencia de acuerdo a condiciones materiales concretas en las cuales la conciencia se desarrolla y determina.

Esto ¿Qué significa? Que si la necesidad material, nacida de las condiciones objetivas de una sociedad dividida en clases, encuentra una disciplina de acuerdo al conjunto de la sociedad donde actúa y se determina como fenómeno de la praxis social. No puede ser entendido fuera de esa totalidad, ni de acuerdo a ningún otro imperativo fundamentalista y/u absolutista. La pretensión de validez está justificada de acuerdo a las mismas condiciones normativas que se imponen a los actores en su acción y no desde una percepción u opción metafísica de corte moral.
La moral entra en la discusión de acuerdo a los valores que se deben manejar para desarrollar un proyecto que vaya en fin de la superación de la sociedad de clases, y ese imperativo no aparece más allá de las condiciones adversas y críticas de vida de un sector mayoritario de la población.
Este supuesto o “imperativo ético” no es parte de un fundamentalismo propio de la concepción kantiana o hegeliana, ni tampoco del la búsqueda de la naturaleza de un principio dialéctico para ser transplantado a la realidad social, sino que surge de la práctica concreta de la reproducción de una sociedad injusta, frente a la cual la misma sociedad nos coloca objetivamente en la vereda de enfrente o en el camino del progreso burgués. Ambos demarcan situaciones de diferenciación concreta con los cuales es imposible soslayar los principios ideológicos a los que se encuentran sumidos, y donde el pluralismo o la búsqueda de consenso tienen que ver con la disminución del contexto social material en una práctica irreal frente a un medio en conflicto abierto en intereses y condiciones de subsistencia.
La receta del consenso no puede ser aplicada para conservar un hermetismo, ni para desviar la demanda material de una concepción moral que surge de una práctica social desigual e injusta en la reproducción de la sociedad. La trabazón del pluralismo se extiende como el último bastión de la ideología burguesa para soportar el caballo de batalla de las demandas materialmente justificadas de las mayorías sociales en el continente
. Es este chip que se activa frente al cuestionamiento al orden de la sociedad burguesa, recordándonos que las bases ideológicas bajo las cuales se construye la democracia burguesa y el gobierno patronal están tan arraigadas en una sociedad alienada que no es capaz de entender dialécticamente la realidad, ni la formación social existente como un producto netamente histórico.
El pluralismo y la bases del consenso están reservadas para diluir las demandas de las masas entre las expectativas de las clases burguesas que intentan poner atajo rápido y efectivo a la cooperación y acción activa del proletariado; no es una coincidencia que estos elementos ya casi intrínsicos y normativos de las relaciones cotidianas, a través de un proceso histórico de explotación y alienación, sean asumidos de manera racional e incluso lógica de parte de la sociedad. Lo que debemos hacer es sobrepasar históricamente estos imperativos de coordinación si es que no queremos que termine predominado un poder ficticio, en cuanto legitimidad, de parte de la clase burguesa al interior de nuestra carrera y el conjunto de nuestra sociedad.
Esta tarea se realiza a través de la acción práctica y activa de un compromiso con la crítica social de lo establecido y de las verdades asumidas como tales por el conjunto de la sociedad. Sin un cuestionamiento a las bases del pensamiento y de la ideología que predomina en la actual sociedad decaeremos en un formalismo irracional, en acciones instrumentalizadas y carentes de sentido. No podemos dejar que la sociología se vuelve instrumento de la legitimación de una sociedad injusta y alienada, es hora de pensar en serio la tarea de develar lo oculto, de sembrar la semilla de la crítica en el conjunto de la población y de acompañarla en éste proceso de superación hacia una verdad racional propia de su práctica social en la sociedad capitalista.
¿Qué esta verdad no será un punto de vista de clases? Marx lo resuelve diciendo que a partir de la posición del proletariado (del explotado, el marginado, etc.) en la sociedad de clases, se puede aprehender la realidad de acuerdo a la posición subjetiva de la clase. Pero que en su posición de clase pueden alcanzar un grado de la comprensión de la totalidad de acuerdo a la condición misma que viven de explotación y la búsqueda y superación de este trastorno de la sociedad capitalista. Es decir, son ellos mismos quienes pueden buscar la verdad objetiva a partir de la misma superación de la sociedad de clases. Esa es su misión histórica y ningún otro sujeto puede realizarlo, ya que ningún otra clase “está llamada” a romper el cerco que ha creado la ideología burguesa en la legitimación del capitalismo (tardío y temprano).
Desde esta perspectiva es que pretendemos hablar, desde la tribuna del proletariado y de las clases explotadas en búsqueda de la superación de la sociedad de clases y, por lo tanto, de las condiciones oscurantistas de la sociedad burguesa con respecto a las condiciones de reproducción de la lógica formal y la ideología liberal. Estamos encaminados por la Tesis XI de Marx en la Oposición a Ludwing Feuerbach: “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.

El proyecto de la sociología de las mayorías. Una óptica acerca de las transformaciones sociales y la posibilidad histórica de cambio social en América Latina.

Ya quizás hemos señalado cuales serían los elementos fundamentales que estarían presentes en una visión de la sociología de las mayorías, pero que están ligados directamente a una visión teórica para pensar la disciplina de acuerdo a la realidad, fundamentada a partir de ella y por lo tanto propia de la relación teoría y praxis.
1. La lucha de los contrarios o de la unidad de los contrarios. La lucha de los contrarios es lo que produce el cambio. La contradicción expresa la lucha de los contrarios... y une a los contrarios en la lucha... si no se diera conflicto no habría progreso. Así mismo, la lucha de los contrarios, la contradicción une al sujeto que investiga con el objeto investigado, el pensamiento con la experiencia, la práctica con la teoría.
2. El cambio cualitativo: la transformación de la cantidad en cualidad. El cambio cualitativo supone el paso de una cualidad a otra, de un estado a otro
.
3. La comprensión de los fenómenos dentro de una totalidad: el entender una interconexión entre los hechos de la realidad y no concebirlos de forma aislada, hacen que se comprenda la naturaleza y la sociedad como un todo en interacción, como un todo relacionado. Los objetos los fenómenos sociales, los sujetos se relacionan entre sí y éste proceso debe ser aprehendido desde una vista que integre el conjunto de la totalidad en sus manifestaciones.
4. Ley del desarrollo en espiral: esta ley supone la integración de lo superado en lo nuevo. Lo nuevo no destruye a lo anterior sino que lo integra en sí y mejora.
5. La lógica dialéctica. La realidad se encuentra dentro de un proceso dialéctico de conformación, en donde el desarrollo de material dialéctico y histórico juega un papel fundamental como ley de la síntesis y unidad de la sociedad en su conjunto. La negación constituye un momento inmanente al proceso objetivo, que permite la mediación y la transición.

Si nos damos cuenta, los supuestos epistemológicos mencionados anteriormente dan cuenta de consecuencias sobre el conocimiento y la investigación de la realidad:
1. La crítica social: Es parte de concebir que la producción intelectual debe estar motivada a avanzar en procesos de transformación, en relación a la posición sujetiva y objetiva de la clase obrera y las mayorías sociales en la sociedad capitalista.
2. La relación entre teoría y práctica: el conocimiento debe ser un conocimiento práctico, debe permitir transformar la realidad. El saber científico no tiene como finalidad describir la realidad o establecer leyes universales, sino transformarla
3. La visión histórica de la realidad: el entender que los procesos actuales, la comprensión que tenemos de ellos, su predominio y objetivización pertenecen a productos de formaciones sociales concretas en un tiempo histórico determinado, y no son naturales y/u perpetuos o imperecederos.
4. La relación entre lo concreto y lo abstracto: la dialéctica pretende un conocimiento de lo concreto. Lo concreto hace referencia a la individualidad, a la subjetividad de un hecho de conocimiento... para la dialéctica “lo verdadero es lo concreto. La abstracción es una etapa hacia lo concreto recuperado, analizado y comprendido
”. La abstracción, la teorización solamente vale en la medida en que nos permite conocer los concreto, los hechos en su contexto histórico y espacial científico.
5. La relación entre objeto y sujeto de conocimiento: el paradigma dialéctico plantea que el conocimiento se produce en la práctica. “La lógica dialéctica permite dar cuenta la mismo tiempo del cambio que opera el conocer sobre el objeto conocido, y el objeto conocido sobre el conocimiento: Es la lógica adecuada para la praxis”
.
En esta dirección es que podemos comenzar a configurar realmente un proyecto de malla o una orientación de la carrera de acuerdo a una realidad concreta como lo es la de la IX región en Chile, como lo es la de Latinoamérica y como lo es la sociedad mundial.













La secuencia típica del ascenso de la pequeña burguesía comienza con el compromiso en la lucha popular (como abogados laboralistas, asesores etc...) y ganando capital político por medio de convocatorias populares y organización. Este ‘capital’ político es invertido en las elecciones (racionalizado como “la combinación de muchas formas de lucha”). Una vez elegido el ‘líder popular’ de orígenes humildes inicia una serie de transacciones con la clase dirigente, cambiando la popularidad en votos por el reconocimiento político y el acomodo. Esto es racionalizado por la pequeña burguesía ascendente con la retórica de ‘realismo’, ‘pragmatismo’, ‘posibilismo’ - y la “necesidad de ensanchar la base electoral” para alcanzar puestos más altos (la presidencia). El “doble discurso” se hace dominante en esta frase. La pequeña burguesía ascendente realiza visitas discretas a las embajadas y capitales imperiales proporcionando “garantías” a los intereses imperiales, promesas de prontos pagos de deuda, promoción de las privatizaciones y libres mercados y designaciones de ministros neoliberales. Estos compromisos son dados a cambio de la certificación imperial". Neoliberalismo y política de clases en América Latina. James Petras. www.rebelion.org







Alianzas en Latinoamérica por Abel Perea Ballesteros, Responsable R. Internacionales, Sector Telecomunicaciones (FETTC), UGT de España
El Banco Interamericano de Desarrollo (1998)
Se que es un tema muy hondo para insertar una discusión desde el materialismo histórico, por lo que sólo me cabe señalarlo y esperar la comprensión del lector.
En este caso sólo cabe mencionar en un proceso macro-político la situación de crisis que vivió Bolivia, la insurrección y organización del proletariado, y la desviación reaccionaria de las elecciones presidenciales ante la inmanente Asamblea Constituyente convocada por la COB y los pueblos indígenas del país altiplánico. Aquí la democracia burguesa se afirma como bastión para sostener la situación de crisis y evitar, a través del reformismo del MAS y Evo Morales, un gobierno de la clase obrera, el campesinado y el pueblo pobre.







el momento de la acción – del factor subjetivo – llega cuando todas las condiciones objetivas (cambios cuantitativos) están reunidas y basta con una débil asociación procedente del sujeto para que se opere el salto (cambio cualitativo)". Henry Lefebvre citado en El análisis de la realidad en la intervención social. María José Rubio y Jesús Varas. Editorial CCS, Alcalá Madrid, 1999.







Henry Lefebvre citado en El análisis de la realidad en la intervención social. María José Rubio y Jesús Varas. Editorial CCS, Alcalá Madrid, 1999.







Martín Serrano citado en El análisis de la realidad en la intervención social. María José Rubio y Jesús Varas. Editorial CCS, Alcalá Madrid, 1999